El dolor de rodillas en las personas que se aficionan a correr se puede deber a múltiples causas o a una combinación de varias; y en muchos casos, están relacionadas con el tipo de entrenamiento.
Uno de los fallos más comunes entre los principiantes es empezar a entrenar con más intensidad de la que sería aconsejable y no dejar tiempo para el descanso. Es básico saber que la musculatura y las articulaciones necesitan un tiempo para adaptarse a la nueva actividad. Ponerse en forma es una excelente idea, pero requiere su tiempo.
Trabajar bien la fuerza en los cuádriceps puede contribuir a evitar muchas lesiones de rodilla, de ahí que los más experimentados suelan incluir en su entrenamiento algunos ejercicios específicos para esta zona. Recuerda que este grupo muscular es el más poderoso del cuerpo ya que, además de dar soporte a nuestro hueso más grande, el fémur, participa en la estabilización de las rodillas.
En cuanto al calentamiento, cada vez más expertos aconsejan realizarlo de forma dinámica. Por ejemplo, Jason Fitzgerald, autor del libro ‘101 maneras simples para ser un corredor mejor’ recomienda diez minutos de ejercicios de movilidad y flexibilidad que ayuden a aumentar la temperatura corporal y a poner a tono las articulaciones.
Otros factores que pueden influir en la aparición de molestias son el tipo de pisada o el deterioro natural de las articulaciones que, en muchos casos, incluso sin practicar deporte, puede ser el origen del dolor. Si se produce esta situación, puede ser aconsejable suplementar la dieta con algún complemento para las articulaciones que incluya cúrcuma en su fórmula.